
Pienso en versos que acompañen tus melodías,
nuestras partituras ya gastadas que pintaron de gris
la monótona melancolía y el miedo a morir,
redundando en un compás y cuasi alegre sinfonía.
A dónde escapan las notas que armonizaron tu risa,
qué pasó con la suave música de tus besos robando mi alma,
fue acaso el viento quien robó de tu mirada mis partituras,
o fue el olvido que reclama impiadoso el último aplauso.
En la razón de este desvarío que es mi vida sin tu canción,
cundió la pandemia que aflige los acordes de mis palabras,
bajando la tesitura de mi jolgorio y aumentando mi descontento,
fue el silencio que silenció las amalgamas del último intento.
Quizá la noche traiga los sonidos que se perdieron en estas pupilas,
si pudieran cantar de nuevo las estrellas sus historias,
como nos contaron una vez de los coros celestiales,
No hay comentarios:
Publicar un comentario